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¡Haz crecer tu sueño emprendedor!

Escrito por Eduardo Sabatés febrero 20, 2017 2 Comentarios

Herramientas para que no sólo emprendas, sino también busques crecer

En descripciones pasadas hablé de la importancia de que los negocios crezcan, ya que a mi parecer, es la mejor manera para que no desaparezca lo que nos apasiona.

Muchos emprendedores ven excelente la idea de quedarse con cierto número de clientes, situación que les permitiría tener una economía estable. No está mal, pero considero que ello no evitará que su negocio muera.

En México, las pequeñas y medianas empresas (PyMES) generan el 52 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), originando el 70 por ciento del total de empleos, sin embargo, estas compañías sólo viven 7.7 años en promedio, arrojando que el 70 por ciento de éstas cierren antes de cumplir cinco años de vida, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

No pensar en crecimiento no es falta de visión, considero que es más una cuestión cultural. Me queda claro que hay negocios que tienen visión y dan todo por sus clientes, pero crecer… va más allá.

Pondero que la mejor estrategia para no morir, es crecer, manteniendo la creatividad como factor importante en este proceso.

¿Pero cómo hacer que nuestro negocio crezca?

Te comparto algunas recomendaciones para que aquello que inició como un sueño, no desaparezca y continúe por ese progreso de atender mercados y generar empleos, sugerencias también mencionadas por el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM), organismo del gobierno mexicano que apoya la cultura del emprendimiento.

Innovar

Puede que al escuchar esta palabra pensemos en tecnología compleja y costosa, sin embargo, a mi parecer, se refiere más a simplificar actividades y economizarlas para optimizar procesos.

Asimismo, según el INADEM, esta práctica puede diferenciarnos de los demás en el mercado y estar a la par de grandes empresas en materia de expansión.

Usar las Tecnologías de la Información

Las TICs, por su abreviación, aparte de ampliar nuestro conocimiento en distintas ramas y actividades, nos da la oportunidad de controlar con mayor facilidad las operaciones en nuestro negocio, acelerando procesos de logística, administración de inventarios y canales de distribución.

De igual forma, ayudan a tener una mejor comunicación entre los colaboradores, agilizando tareas y resultados.

Capacitación

Jamás se deja de aprender, de eso estamos seguros. Enriquecer nuestro conocimiento constantemente, puede desembocar en mejores prácticas y acertadas decisiones.

Siempre será fundamental abrirnos a distintos conceptos, aunque no sean nuestra especialidad, para saber a dónde queremos llegar, tanto como emprendedores y como negocio.

Simplificar

“Hacer más con menos”. Suena trillado, tal vez hasta chusco, pero añadir tecnología compleja y procesos rebuscados, sin realizar un estudio que analice por qué se requieren esas herramientas, sólo entorpecerán las actividades de un negocio.

El emprendedor debe tener como objetivo la optimización de funciones, la comunicación entendible entre sus colaboradores y la gran experiencia que puede otorgarle a sus clientes, sin que se sientan hostigados o aturdidos.

Investigación

Al igual que aprender e instruir nuestro acervo, observar el entorno y analizarlo siempre debe ser una de nuestras ocupaciones recurrentes, ya que esto nos permitirá conocer las necesidades del mercado, aquéllas que no se han cubierto, de qué forma se están solventando y los sectores que aún no se exploran.

La investigación también nos facultará para indagar detalladamente en la competencia y, así, saber afrontarla.

Realizar estudios microscópicos, casi antropológicos, originará que como emprendedores ofrezcamos productos o servicios enfocados a los requerimientos de los clientes.

Valor agregado

Apelo que a los emprendedores y negocios piensen primero en la gran experiencia que pueden darle a sus clientes y después en su producto o servicio. A mi parecer, para cumplir esta prioridad, debemos retomar los puntos antes mencionados para diferenciarnos en el mercado: innovar, usar tecnología adecuada, simplificar, capacitarnos e investigar.

Esa distinción traerá como beneficios acaparar más clientes, más ingresos y, posiblemente, marcar un antes y un después en el mercado.

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ArtículoSTART UP Y EMPRENDIMIENTO

Camino hacia el fracaso

Escrito por Eduardo Sabatés marzo 15, 2016 10 Comentarios

¿Cuántas veces al día pensamos en el éxito? Muchos suponen que tener trabajos estresantes y con cientos de juntas es el camino para alcanzarlo. Me queda claro que mientras el éxito representa significados distintos para cada persona, el concepto del fracaso es universal.

He sido empresario, innovador, pero también soy un soñador, y durante mi trayectoria me he enfrentado a dos mundos: el de los mercados competidos, de las grandes marcas, con las que se llega a pensar que es imposible contender, y el mundo emprendedor, aquel en el que se piensa que plasmar ideas en papel puede marcar un importante cambio.

Todo esta historia en mi vida me ha permitido concluir 5 pasos que abren el camino hacia el fracaso.

1. El éxito significa dinero… “sin dinero no hay éxito”: 

Comencé mi vida profesional tratando de simplificar los procesos de la compañía de mi padre, créanme la paga no era exorbitante, pero era el inicio para generar un cambio puntual que después se transformaría en la empresa que hoy dirijo.

Tristemente creemos que el éxito es obtener beneficios económicos aunque eso implique trabajos estresantes y sacrificados. Debemos ser sinceros y cuestionarnos qué nos apasiona realmente y cuánto estamos dispuestos a dar para conseguir lo que deseamos.

El éxito tanto profesional como personal está inmerso en nuestras emociones y deriva de nuestras acciones. Si haces lo que te apasiona, dedicar largas jornadas a ello no será un sacrificio; cuidar los detalles en todo lo que haces y ofrecer la mejor experiencia a clientes, socios, colegas y empleados no será una obligación, sino consecuencia natural del placer que obtienes al realizar tu trabajo.

2. No fijarnos metas y fechas:

Solemos pensar en grande, ello implica pensar en todo: presupuestos, inversiones, planeación, proyectos, futuros socios; queremos abarcar tanto que no ponemos fechas para las cosas simples.

Tenemos metas generales, por ejemplo “ser la mejor empresa de software”, pero nos olvidamos de la meta principal: ¿para qué queremos serlo?, ¿qué vamos a cambiar? Tal vez decir que queremos cambiar el mundo de la tecnología suene ambicioso, pero encontremos qué hay colateralmente en esa respuesta, qué hay detrás de cambiar ese mundo ¿más fuentes de empleo?, ¿contribuir con una economía competitiva?, puede haber muchas respuestas.

No está prohibido tener sueños, alcanzarlos es sin duda el mejor motivador, lo prohibido es no ponerles una fecha de caducidad. Plantear objetivos a corto, mediano y largo plazo, debe ser parte de nuestro plan de vida y de negocio, sólo así conseguiremos hacerlos medibles y alcanzables.

Pareciera el texto de una clase de metodología, pero créanme lo que parece más evidente es lo que suelen perder de vista quienes deciden emprender. Estamos llenos de energía, tratamos de no intoxicarnos con temas económicos o administrativos; nos sentimos tan llenos de ideas que se nos olvida fijarnos metas medibles y alcanzables.

3. Confundir el talento con habilidad:

Un error común es confundir al talento con la habilidad. Se dice que el talento es algo con lo que se nace. Es esa inteligencia, aptitud, capacidad para desempeñar alguna actividad, mientras que la habilidad es destreza y para dominarla se debe practicar constantemente.

El problema radica en hacer de esta confusión una mala práctica y confiar en exceso en el talento que tenemos sin practicar nuestras habilidades. Para lograr lo que nos hemos propuesto debemos tener determinación y horas de dedicación a ese propósito sin confiarnos en nuestro talento.

Debemos estar conscientes que ningún emprendedor tiene la verdad absoluta, que en ese mismo momento hay millones de emprendedores más tratando de hacer mejor lo que nosotros estamos creando, debemos aceptar que siempre necesitaremos del mercado, del conocimiento de las grandes empresas, así sea para aprender de sus errores, pero sobre todo de sus aciertos. Debemos aceptar que no estamos reinventando algo que ya existe, pero sí podemos contribuir a hacerlo más resistente y a que tenga diferentes usos.

 El talento es disciplina y las buenas ideas no van a surgir si no estamos dispuestos a mirar nuestro ecosistema, si no estamos abiertos a la diversidad y si no somos capaces de aceptar que debemos practicar todos los días.

4. Culpar al entorno:

Un error generalizado es culpar al entorno de nuestra falta de éxito, culpar a las crisis económicas, a la falta de oportunidades, al país, a la competencia, la falta de recursos, entre un sinfín de agentes ajenos a nosotros ¿la realidad? Todas estas ideas son mentira y son verdad en la medida en que nosotros decidamos que lo sean. Estos factores externos son grandes oportunidades para mejorar o para esforzarnos más.

Si permitimos que estas excusas irrumpan nuestro camino al éxito, lo harán. El recurso más importante para tener éxito está en nuestra cabeza: nuestras ideas, nuestras metas y nuestros sueños.

Ustedes pensarán “¿y quién me dará el dinero para empezar la producción de mi gran invento?” Sencillo, nadie lo hará; cuando decides salir del común denominador estás expuesto a no tener salarios fijos, horarios establecidos ni personas a tu alrededor que te dicten el camino.

Para lograr el capital que necesitas deberás dedicar mínimo un año a investigar y conocer el mundo al que te vas a enfrentar, si no has destinado ese tiempo no te pares en la puerta de las fondeadoras para que patrocinen tu invención, créeme tendrás bajas probabilidades.

Investigar, dedicar tiempo a la observación microscópica no amerita una inversión económica, pero sí tu tiempo, sí disciplina, sí una cultura de organización, sí necesita método. Sólo tú eres el responsable de llevarla a cabo, no tener estas herramientas no es culpa del eterno.

Durante mi trayectoria me he enfrentado a críticas positivas, negativas y hasta cuestionables. “¿realmente esta persona es la indicada para juzgar mi trabajo?” después comprendí que ser cuestionado fue una de las mejores  cosas que pudo pasarme. Estar expuesto tiene sus ventajas y puede culminar con un aporte muy valioso si sabemos darle un enfoque positivo y pro de mejorar nuestro negocio.

Si por momentos las cosas no suceden como pensabas no olvides que el fracaso es lo mejor que te puede pasar. Finalmente quiero que te cuestiones lo siguiente si es que ya te has decidido a emprender: ¿Por qué las grandes empresas, el gobierno, las incubadoras de negocio y en sí todo el mundo apuestan tanto por la gente con buenas ideas? La respuesta es sencilla: porque no se pueden producir en serie

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