Mucho he escrito sobre emprendimiento y la mentalidad con la que considero debe enfrentarse un innovador al mercado, sin embargo, sé que en la práctica no es tan asequible.
Me he permitido realizar este artículo para hablarle a las pequeñas y medianas empresas, sobre el fenómeno del crecimiento. Pareciera que el crecimiento de una Pyme es sinónimo de gozo, optimismo y empoderamiento, pero en muchas ocasiones se vuelve una condición dolorosa para el emprendedor.
¿Cuántos empresarios piensan realmente en crecer cuando se lanzan al mercado? Muchos emprendedores crean una oferta de valor que comienza a funcionar y consideran que el éxito depende de mantenerse así, cumpliendo con las expectativas presentes, pero es aquí que comienza la coyuntura del crecimiento.
Un empresario puede pensar que si su negocio le permite vivir bien, mantener a sus colaboradores y tener una economía sana, puede sacar de la lista de prioridades al crecimiento.
No pensar en crecimiento no es sinónimo de falta de visión, considero que es más una cuestión cultural. Me queda más que claro que hay negocios que dan su mil por ciento a sus clientes y tienen visión, pero crecer va más allá.
En nuestro país la estrategia para sobrevivir es cuidar al cliente y lo que ya tenemos, es mantenernos (por supuesto no está nada mal), pero en otras culturas la mejor estrategia para no morir es crecer. Las Pymes en otros países tienen muy claro que si creces no mueres, entienden que hoy la competencia es feroz. Mantener la creatividad para renovarse es una necesidad, no un valor agregado.
Considero que los pequeños empresarios deben estar dispuestos a crecer, a tener más clientes, más ingreso, por tanto contar con mejores procesos, aumentar el personal y crear un plan para ello.
Éste no es un paso sencillo, muchos emprendedores y pequeños empresarios son muy celosos de su negocio, creen que nadie hará las cosas como ellos o que nadie cuidará de sus clientes de manera meticulosa. Piensan que si el negocio crece tendrán que delegar y dejar de ocuparse de ciertas funciones.
No debemos delegar de inmediato, tenemos que enseñar a otros y prepararlos para el crecimiento, imprimirles nuestra misma ideología, y entonces sí, estarán listos para tomar ciertas responsabilidades sin que el crecimiento se convierta en una pesadilla.
Creo que hay tres entornos para crecer:
– Con un plan, es decir, pensando en qué y cómo lo haremos para lograrlo.
– Que se nos presente una oportunidad. Los llamados “golpes de suerte” en los que es necesario reaccionar.
– Cuando el entorno nos obliga porque corremos el riesgo de volvernos obsoletos y tenemos que evolucionar.
En nuestro caso, en Grupo Sicoss, estábamos evolucionando en temas de nómina, pero vimos que las regulaciones y las tendencias nos empujarían hacia la contabilidad electrónica, que este fenómeno movería al mercado mexicano.
Entramos en la disyuntiva del crecimiento y sabíamos que teníamos dos opciones, ser espectadores o volvernos protagonistas. Con desconocimiento y todo el miedo que implica crecer decidimos ser protagonistas. Al inicio hubo momentos difíciles, ignorábamos el tema, hubo inversión, etc., pero hoy sabemos que fue un gran acierto. Ahora Nomilinea y Contalinea se complementan.
No hay que conformarse con un número de clientes, ni con un producto estrella, de momento será cómodo, pero ello nos esclavizará. ¿Qué pasará si esos clientes deciden cambiarnos? Muchas veces no es por nosotros, simplemente el cliente quiso probar con un proveedor distinto, para esas Pymes el negocio morirá.
Los invito a pensar en el crecimiento, cuestiónense qué actividades pueden realizar ustedes y cuáles necesitarían realizar con un tercero para evolucionar. Disfruten su negocio y que el crecimiento no se convierta en una pesadilla.
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