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CULTURA PYME

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¿Las Pymes están preparadas para el crecimiento?

Escrito por Eduardo Sabatés junio 16, 2016 8 Comentarios

Mucho he escrito sobre emprendimiento y la mentalidad con la que considero debe enfrentarse un innovador al mercado, sin embargo, sé que en la práctica no es tan asequible.

Me he permitido realizar este artículo para hablarle a las pequeñas y medianas empresas, sobre el fenómeno del crecimiento. Pareciera que el crecimiento de una Pyme es sinónimo de gozo, optimismo y empoderamiento, pero en muchas ocasiones se vuelve una condición dolorosa para el emprendedor.

¿Cuántos empresarios piensan realmente en crecer cuando se lanzan al mercado? Muchos emprendedores crean una oferta de valor que comienza a funcionar y consideran que el éxito depende de mantenerse así, cumpliendo con las expectativas presentes, pero es aquí que comienza la coyuntura del crecimiento.

Un empresario puede pensar que si su negocio le permite vivir bien, mantener a sus colaboradores y tener una economía sana, puede sacar de la lista de prioridades al crecimiento.

No pensar en crecimiento no es sinónimo de falta de visión, considero que es más una cuestión cultural. Me queda más que claro que hay negocios que dan su mil por ciento a sus clientes y tienen visión, pero crecer va más allá.

En nuestro país la estrategia para sobrevivir es cuidar al cliente y lo que ya tenemos, es mantenernos (por supuesto no está nada mal), pero en otras culturas la mejor estrategia para no morir es crecer. Las Pymes en otros países tienen muy claro que si creces no mueres, entienden que hoy la competencia es feroz. Mantener la creatividad para renovarse es una necesidad, no un valor agregado.

Considero que los pequeños empresarios deben estar dispuestos a crecer, a tener más clientes, más ingreso, por tanto contar con mejores procesos, aumentar el personal y crear un plan para ello.

Éste no es un paso sencillo, muchos emprendedores y pequeños empresarios son muy celosos de su negocio, creen que nadie hará las cosas como ellos o que nadie cuidará de sus clientes de manera meticulosa. Piensan que si el negocio crece tendrán que delegar y dejar de ocuparse de ciertas funciones.

No debemos delegar de inmediato, tenemos que enseñar a otros y prepararlos para el crecimiento, imprimirles nuestra misma ideología, y entonces sí, estarán listos para tomar ciertas responsabilidades sin que el crecimiento se convierta en una pesadilla.

Creo que hay tres entornos para crecer:

– Con un plan, es decir, pensando en qué y cómo lo haremos para lograrlo.

– Que se nos presente una oportunidad. Los llamados “golpes de suerte” en los que es necesario reaccionar.

– Cuando el entorno nos obliga porque corremos el riesgo de volvernos obsoletos y tenemos que evolucionar.

En nuestro caso, en Grupo Sicoss, estábamos evolucionando en temas de nómina, pero vimos que las regulaciones y las tendencias nos empujarían hacia la contabilidad electrónica, que este fenómeno movería al mercado mexicano.

Entramos en la disyuntiva del crecimiento y sabíamos que teníamos dos opciones, ser espectadores o volvernos protagonistas. Con desconocimiento y todo el miedo que implica crecer decidimos ser protagonistas. Al inicio hubo momentos difíciles, ignorábamos el tema, hubo inversión, etc., pero hoy sabemos que fue un gran acierto. Ahora Nomilinea  y Contalinea se complementan.

No hay que conformarse con un número de clientes, ni con un producto estrella, de momento será cómodo, pero ello nos esclavizará. ¿Qué pasará si esos clientes deciden cambiarnos? Muchas veces no es por nosotros, simplemente el cliente quiso probar con un proveedor distinto, para esas Pymes el negocio morirá.

Los invito a pensar en el crecimiento, cuestiónense qué actividades pueden realizar ustedes y cuáles necesitarían realizar con un tercero para evolucionar. Disfruten su negocio y que el crecimiento no se convierta en una pesadilla.

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ArtículoCULTURA PYMEDISRUPCIÓN E INNOVACIÓNINTELIGENCIA DE NEGOCIOSTART UP Y EMPRENDIMIENTO

¿Quién es mi principal amenaza: la competencia o el avance de la tecnología?

Escrito por Eduardo Sabatés mayo 30, 2016 6 Comentarios

Para muchos empresarios las amenazas que podrían hacer decrecer su negocio están dentro de sus propias organizaciones y no en la competencia como algunos piensan. La falta de entendimiento tecnológico y su función en el mercado son los antagónicos más peligrosos para las empresas.

He escuchado a más de un empresario decir que el avance de la tecnología no va alcanzar a su negocio, ya que su mercado está acostumbrado a trabajar con los productos y servicios que ya tienen establecidos por muchos años, que no les pasará nada si no evolucionan. Créanme no existe algo más peligroso que una empresa que subestima a sus clientes y al entorno.

Vivimos en el mundo de la competencia, donde seguramente ya hay cien -start ups- más trabajando, experimentando y viviendo  distintas propuestas de productos y servicios que su mercado podría percibirlos mucho mejor a  lo que ya  están haciendo, la única solución es ser cada vez más selectivos, segmentar muy bien a nuestro mercado y hacer de la tecnología un valor agregado y no un déficit.

Como empresarios tenemos dos caminos con respecto a la tecnología: ignorarla, desconocerla y subestimarla, o reconocerla, estudiarla y utilizarla.

Si nos vamos por el primer camino, entonces, nosotros mismos estamos permitiendo que surjan nuevos competidores y estamos imposibilitando la creación de nuevas formas de negocio en nuestra empresa y limitando la capacidad de innovación que nuestro personal puede descubrir.

La tecnología no sólo solventa necesidades o ayuda a optimizar procesos, también es el camino para generar nuevas propuestas de valor, actuales y mucho más eficientes que se pueden convertir en grandes modelos de negocio.

Ahora, la tecnología no sólo hay que  adoptarla, también hay que estudiarla y entenderla y de esta manera descubrir cómo puede impactar y funcionar en nuestra cultura. Integrarla no es una decisión azarosa; la incorporación de diversas tecnologías requiere de una planeación, pero sobre todo necesita que inspire objetivos desafiantes y alcanzables. 

Si hay estrategia y objetivos desafiantes la adopción de tecnología será una inversión inspiradora que vislumbre claramente desarrollo y progreso en el futuro de la organización, de lo contrario será percibida como un simple gasto, en ese momento es cuando se puede decir que su incorporación no modifica en nada la forma de trabajo.

Todos los días leemos artículos sobre las famosas empresas que han creado modelos de negocio disruptivos, nos ponen como ejemplo a los grandes como Google, Facebook, Netflix, entre otros; no pretendo quitarle mérito a nadie, pero dejemos de sorprendernos con la tecnología, dejemos de ser anecdóticos con respecto a cómo vivíamos nuestro mundo sin los avances de la tecnología, más bien tomemos a la tecnología como un protagonista propio de nuestro negocio sin importar su giro y sin importar  la edad que tengamos y analicemos cómo nos va a contribuir.

El mundo de la tecnología no dejará de innovar, cada vez serán más las empresas con modelos de negocios disruptivos,  las pequeñas organizaciones que con tres o cuatro colaboradores y una gran estrategia apoyada de la tecnología lleguen a ser los grandes referentes del entorno empresarial. Dejemos de pensar que crear nuevos modelos de negocio es imposible.

Seguramente se están preguntando y cómo, ¿cómo logramos eso? Hagamos de la innovación una cultura, pero con todo lo que ella implica.

Investiguemos, dediquemos un equipo de trabajo a la investigación, en todos los sentidos: nuestro negocio, nuestros clientes, nuestra cultura y por supuesto nuestro producto.  Este equipo de trabajo puede realizar la investigación paralelamente con los que son responsables de operar el negocio. Desechemos la idea de que quienes operan el negocio también son responsables de innovar. Tratar de ahorrar y dejar esa responsabilidad a quienes operan,  refleja la falta de visión de quienes lideran el negocio ya que no abren la puerta a investigar nuevas propuestas.

Estemos conscientes que la investigación, bien realizada, es una inversión a mediano y largo plazo, quitémonos de la mente que al adoptar tecnología el retorno de inversión será inmediato. Muchos empresarios creen que innovar es comprar un software o hardware y que después de instalarlo habrá un incremento notorio en algo: productividad, ahorro, etc.

Debemos estudiar nuestro negocio, entender nuestro mercado y hacer de la investigación parte de las actividades cotidianas de la empresa. La única amenaza somos nosotros mismos que pensamos que si en estos años no hemos necesitado de la tecnología tampoco la necesitaremos en un futuro.

Dejemos de pensar en la inmediatez, no hagamos adquisiciones por impulso, estudiemos la tecnología que hoy circula en nuestro mercado e inventemos metodologías de adopción pensadas en nuestro negocio.

 

 

 

 

 

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ArtículoCULTURA PYME

¿Quién es el monstruo de los impuestos?

Escrito por Eduardo Sabatés marzo 15, 2016 7 Comentarios

Se ha vuelto costumbre hablar de impuestos e idear de forma mecánica a un monstruo de tres cabezas que parece insuperable. Esta idea genérica que tienen todos los que contemplan sus recibos de nómina y ven en ellos una considerable reducción, ha llegado a intimidar a un importante sector: los microempresarios y emprendedores del país, quienes consideran que la declaración de impuestos, la conversión a personas morales y el tan famoso “Fisco” son un temible monstruo gigante que los orilla a cuestionarse si la formalidad es un modo de mantener vivos sus proyectos o de enterrarlos.

Pues bien, descrito así suena aterrador. Mas no pretendo dar partida por nadie, mi postura es la de un emprendedor que le tocó sortear todas estas calamidades y procesos de reformas fiscales que me han hecho entender que el monstruo no son los impuestos en sí.

Me gustaría desmitificar la idea sobre que la actual reforma fiscal sólo perjudica a los empresarios, y sin entrar en temas políticos, deseo darle a este artículo un giro a favor de la innovación, disrupción y digitalización.

Como parte de la reforma, en 2014 surge el concepto de contabilidad electrónica, para ser aún más precisos, en el artículo 28, en la fracción IV del Código Fiscal de la Federación. Esta nueva ley estableció que los contribuyentes deberán presentar en formato XML el catálogo de cuentas, la balanza comprobación y las pólizas electrónicas de forma mensual en el portal del SAT.

¿Sólo un requerimiento más?, ¿un mecanismo para mantenernos cautivos? Si bien es cierto que no podremos escapar del ojo del “Fisco” también es cierto que la contabilidad electrónica es algo más que un proceso que estamos obligados a cumplir, es una cultura que poco a poco debemos adoptar. Siendo honestos es el primer paso para salir de esa contabilidad vetusta en la que estuvimos por mucho tiempo.

Posiblemente para las grandes empresas adquirir tecnología que les ayude con su contabilidad electrónica no sea un gran lío; sin embargo, para las Pymes de este país aún existe un rezago tecnológico considerable que hará que esta evolución no sea tan pronta.

Muchas MiPymes no cuentan con la experiencia contable suficiente y otras tantas no tienen aún la seguridad de soltar sus finanzas. Los dueños prefieren ser quienes gestionen los pagos y lleven el control de gastos, aunque esto sea una mala práctica. Sólo para darnos una idea, se estima que las medianas empresas gastan en torno al 20% de su tiempo en contabilidad.

Aún encontramos en las oficinas ese atavismo insano de utilizar grandes carpetas para almacenar los libros de contabilidad, las enormes calculadoras y las reglas en los escritorios para cortar los tickets. Aún vemos en los puestos a los capturistas mas no a los contadores estrategas.

La contabilidad electrónica es la oportunidad de automatizar los procesos, de crear una visión estratégica para la administración inteligente de los recursos, de saber puntualmente cuánto vamos a pagar de impuestos, cuánto IVA facturamos, cuánto trasladamos, cuánto retuvimos, saber exactamente lo que debemos pagar el próximo mes de impuestos y asegurarnos que todo lo que tenemos en la balanza cuadre con nuestra contabilidad.

Llevar la contabilidad a un proceso digital no sólo evitará los líos con la ley, también nos ayudará a tener un negocio mucho más transparente que permitirá llevar en orden las cuentas. Nos dejará medir claramente la rentabilidad y las estrategias, ayudará a reducir costos, detectar gastos subrepticios y sobre todo a resguardar la información.

Las empresas deben evolucionar y hacer de la tecnología una aliada. Es imperante que migremos las viejas prácticas a la digitalización. Muchas MiPymes siguen utilizando Excel para sus procesos de facturación y esta eterna captura convierte los libros en un monstruo inmanejable.

¿Entonces el monstruo son los impuestos o la poco eficiente gestión de nuestra contabilidad? Si bien somos un país que paga una fuerte cantidad de impuestos, conforme hagamos más transparentes nuestras declaraciones, más preparados estaremos para exigir como empresarios y ciudadanos.

No podemos cambiar las leyes, pero sí la cultura que actualmente aplicamos a nuestra contabilidad.

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